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Proyecto Grundtvig
FLAME
Nuestro FLAME llega a su fin, después de haber viajado por distintos países: Suecia, Dinamarca, Estonia, Turquía, España y Polonia. Todos los participantes de este proyecto europeo “Flamers” coincidimos en la importancia de la comunicación como vía fundamental de intercambio de información.
La educación de adultos y más en centros tan específicos como son los nuestros dentro del territorio europeo, es de alguna manera especial. Por ello la posibilidad de participar en Proyectos Europeos, nos abre una vía muy fructífera y una oportunidad única, que de otra manera sería imposible, dada las características de todos los centros en los que trabajamos.
El trabajo en equipo y la participación activa de nuestros alumnos y alumnas ha sido más que satisfactoria en su totalidad. Se han realizado documentos comunes y se han acercado distintas posturas y modelos de actuación.
La aportación del Cepa Yucatán en el proyecto ha sido la elaboración de unos posters y unos dominós cuya finalidad es facilitar la adquisición del aprendizaje de una lengua extranjera. Estos posters y dominós corresponden a distintos campos semánticos que también aparecen en el contenido del calendario, que es el trabajo común de todos los países participantes, así como la elaboración de un libro de ejercicios para poner en práctica este vocabulario.
Las visitas y los viajes han servido para acercar la realidad europea a nuestra escuela y centro, dando la posibilidad a los alumnos de tener una visión y una perspectiva diferente de los variados entornos donde Flame ha tenido su marco de actuación.
Cada país tiene sus peculiaridades, empezando por Suecia donde la educación que reciben los internos es individualizada, con tutores que te asesoran en diversos cursos, los cuales se hacen en función de las necesidades e intereses de cada interno. Todo ello siempre bajo la supervisión del Ministerio de Justicia. Pero por el contrario, el tiempo que pasan en el patio es mínimo, con lo cual la socialización no existe y la seguridad funciona.
Estonia llama la atención por la diversidad de sus centros, desde centros de nueva creación con especialidades y talleres de formación excelentes, hasta aquellos que desearías no haber visitado por el recuerdo tan amargo que ha calado en tu mente. Internos compartiendo el mismo delito con uniformes de fríos colores, cortes de pelo al mínimo, y celdas como en todas partes.
Turquía, país de contrastes, no nos ha fallado. Desde la zona Kurda, militarizada al máximo, hasta Ankara hemos visto entornos variopintos y diversos. Una antigua prisión donde conviven 65 internos, que trabajan y estudian con una sola mujer, sentenciada a cadena perpetua por delitos de terrorismo. Y por el contrario, la capital con Ataturk siempre presente, nos muestra la cara más moderna de la realidad turca, con un velo que pretende ser trasparente pero a veces también opaco. Una ciudad donde 6000 internos viven en un mismo centro dividido en varias unidades. Los desplazamientos son en autobuses por la magnitud de las distancias entre los muros que la rodean, pero más parece una ciudad desierta sin vida alguna o incluso una isla dentro de la gran urbe que es Ankara.
España, ya la conocemos. Tenemos de todo, bueno y malo. Todo es comparable, pero ¿en qué medida? La diversidad, variedad y aceptación de las cosas nos ha enseñado a percibir la realidad desde otro punto de vista. Tenemos escuelas con listas de espera, aunque pretendamos llegar a todos, siempre llegan más. Lo inevitable está presente pero seguiremos estando ahí, siempre habrá un rincón nuevo por descubrir.
Elena Simón